Monday, October 19, 2009




EN LA ASCENCION


Me quedaron las sombras
dormidas de verde.
Por ti quedó el prado
sangrando en dondiego,
el moriviví hiriente
en la mano del campo
que hace penitencia
de mártir dulce.
Dormido quedé en el néctar
del pico del pájaro
que llevaba en su voz
mi palabra silente,
coronada de espinas.
Mimosa y púdica
la espera te aguarda.
Por ti en la canción del aire
la túnica te agarra.

CRISTIFICACION


Cada jueves mueres en mi pecho,
piel de lana,
y camino sin tu cruz al Calvario.
¿Dónde será la cruz que nos habían levantado?
Duele vivir sin verla
y no saber la hora del ascenso.
¿Cómo sentir tu dolor?
¿Cómo sentir en mis manos
el martillar sobre los clavos?
Déjame llevarte la corona
y ser Jesús Feliciano crucificado.
Cada jueves que mueres en mi pecho
busco sin hallar el madero para ascender contigo.


CLARIDADES


Atrás queda la avenida
con sus luces azogadas.
Arriba la cacerola
con sus estrellas de nata.
Tantas luces...
¡Cosa extraña!
Niño y poeta se alumbran
con una vela apagada.


A ORILLAS DEL MAR


Casi fui mar.
Casi fui arpegio de olas
contra los corales
de un sueño.
Casi verde
como el alga
de los pechos de mi verso.
Casi azul como el azul
donde Dios está inmerso.
Casi sol.
Los marullos sobre mí
se derritieron en luceros,
y las estrellas del mar
se alumbraron con mis dedos.
Casi del mar...
como el viejo marinero
que respira sal y viento,
y sangra azules de plata
por el caracol del pecho.
Casi Hombre,
Con los ojos entreabiertos
fui desgranando la hora
del pez y de la garza
y desperté,
náufrago del tiempo.


HOY TENEMOS MADRUGADA


El corazón
aletea sus pulsaciones
de estrella.
Mi amarillenta
sonrisa se lavó
en sus destellos.
La mano de Dios
prende la vela del día.
Enjabona el cielo de luz
y el suelo de calma.
Bóveda y tierra
parecen valva y valva
de una misma concha.
Allá brilla el sol,
dcá perlas mojadas.
Lágrimas y sol empujan
da noche,
Hunden los sueños
hasta aflotar en la nada.
La esperma de la madrugada
abre de par en par las lilas,
escarba nuevas grietas
para que el río nade:
hincha nuevos vientres
-renuevos de vida-,
humedece el surco
donde el germen late.
La mano de Dios
derrite madrugada...
¡Ay, ay, que me hierva
los poccitos de la cara!
La mano de Dios
Derrite madrugada...
¡Y se me quieren abrir
las renddijas del alma!

PLENITUD EN MI DIOS

La noche ya no es noche.
Hay una claridad azul que me recoge hacia adentro.
Hacia mi inmensidad abrazo
que no sabe cortar su vuelo.
Una inmensidad tan azul
que empiezo a sentirte
como hombre y mujer unidos.
Eterno abrazo del alma-carne
que te siente tan suya,
con tu rostro de luz sobre mi pecho.

EN LA ASCENCION


Me quedaron las sombras
dormidas de verde.
Por ti quedó el prado
sangrando en dondiego,
el moriviví hiriente
en la mano del campo
que hace penitencia
de mártir dulce.
Dormido quedé en el néctar
del pico del pájaro
que llevaba en su voz
mi palabra silente,
coronada de espinas.
Mimosa y púdica
la espera te aguarda.
Por ti en la canción del aire
la túnica te agarra.











Vuelos


El aire se va cortando
con este rostro que se escapa.
Abajo queda la yerba
en sus hormigas de nácar.
El cuello se me adelfina.
Hay pestañas de manzanilla
y el aire me va cubriendo
con su mantilla dorada.

Se desprenden las melenas
de los árboles.
Se despluman las ramas
y el canto se va cayendo
como llovizna con alas.
Los pies, allá lejos,
tocan la cítara del agua
y en sus labios agaviotados
vuela que vuela la cara.
Hoy defloramos corderos
y la pieza solitaria
se calzó también de incienso
y la llevo a mi espalda.

CREACION


Porque no hallaba con quién vivir
esta soledad tan mía
te he bajado adelantándote la hora.
El que antes fue incapaz de moldear
la arcilla
te ha dado a la vida
a su imagen y semejanza.
Yo, que encarnaba la tragedia
apretada de los hombres solitarios…
Yo, que me veía morir en la alegría de los otros
disecando el alma para el tiempo,
temiendo no habitar lo desabitado,
pienso en el dios que antes que Dios
sintió apetencias de un cordero y dijo:
-Sea la vida-.

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